domingo, 21 de diciembre de 2014

titanus


Desde que Goffredo Lombardo tomó de manos de su padre las riendas de la veterana sociedad cinematográfica nacida en Nápoles a principios del siglo XX, Titanus se convirtió en sinónimo de éxito. Lombardo supo conjugar varios de los filones más fructíferos del cine italiano de los cincuenta -los melodramas de Raffaello Matarazzo, las comedias del neorrealismo rosa...- con el cine más comprometido -Roma ore 11 (Giuseppe De Santis, 1952) o las primeras cintas de Elio Petri-. No obstante, algunas colaboraciones con la Metro-Goldwyn-Mayer y con la Pathé a principios de la década de los sesenta no obtienen los resultados esperados y los fracasos económicos sucesivos de Sodom and Gomorrah (Robert Aldrich 1962) e Il gattopardo (Luchino Visconti, 1963) la abocan al cierre.

Titanus - Cronaca familiare del cinema italiano es un espléndido catálogo editado con motivo de la restrospectiva dedicada a la productora y distribuidora Titanus en el 67 Festival de Locarno. Lógicamente, De Sica tiene un lugar destacado en este volumen como director en la sombra de la serie Pane, amore e...

La relación de Goffredo Lombardo con De Sica se mantiene de modo intermitente, pero es más que probable que gracias a los servicios prestados la Titanus interveniera en la producción de Il tetto y apoyase a Ponti en la financiación de I sequestrati di Altona / Les séquestrés d’Altona.

Sergio M. Germani, Roberto Turigliatto y Simone Starace:
Titanus - Cronaca familiare del cinema italiano.
Edizioni Sabinae / Centro Sperimentale de Cinematografia, 2014.
ISBN: 978-8898623136
Edición bilingüe: italiano - ingles. 440 págs.

viernes, 5 de diciembre de 2014

manuel de sica


Esta mañana ha fallecido en Roma a los 65 años Manuel De Sica, el hijo mayor de Vittorio y María Mercader.

Manuel compone la música de todas las películas de su padre desde Amanti (1968). Tiene apenas veinte años y Vittorio debe salir al paso de las acusaciones de nepotismo. Padre e hijo se desquitarán cuando la banda sonora de Il giardino dei Finzi-Contini (1970) se haga acreedora de una candidatura al Óscar de la Academia de Hollywood.

Su banda sonora para Ladri di saponette (Ladrones de anuncios, Maurizio Nichetti, 1989), sátira sobre la publicidad que quiere ser un homenaje a Ladri di biciclette, recibirá el Globo d’Oro, y la de Celluloide (Celuloide, Carlo Lizzani, 1996), en la que se novela la génesis del neorrealismo según Ugo Pirro, recibe el David di Donatello.

Además, Manuel De Sica hizo una meritoria labor en pro de la restauración de la obra paterna y era presidente de la Associazione Amici di Vittorio De Sica.

sábado, 29 de noviembre de 2014

una caja con viejas cartas y fotografías ajadas


Muy poco sacará en claro quien se acerque a estas memorias más sentimentales que profesionales de doña Sophia con intención de profundizar en aquella relación cinematográfica a tres bandas que mantuvo con De Sica y Mastroianni.

Salvo por algunas pistas sobre el modo en que el director le dio confianza a la hora de afrontar su primer papel importante -la pizzera de L'oro di Napoli- y los conocidos trasiegos a propósito de la confección del reparto de La ciociara, que le valió un Oscar, Ayer, hoy y mañana, se centra en un padre ausente, una madre luchadora, las penurias de la guerra y una carrera sostenida hasta el estrellato internacional al amparo de su relación con el productor Carlo Ponti.

En cambio, el lector encontrará confidencias sobre Cary Grant, Marlon Brando o John Wayne. Son recuerdos que guarda en una cajita y que nos muestra a punto de cumplir los ochenta, rodeada de sus nietos y mientras cocina la comida de Navidad. El relato en primera persona de una estrella cercana.

Sophia Loren:
Ayer, hoy y mañana - Mis memorias.
Lumen, 2014.
ISBN: 978-8426401687.
Traducción: Ana Ciurans Ferrándiz. 376 págs.

domingo, 23 de noviembre de 2014

de andersson a anderson

Si hace cosa de un mes era el sueco Roy Andersson quien reconocía su deuda con Ladri di biciclette, ahora es el estadounidense Wes Anderson quien asegura que su próximo trabajo en stop motion tendrá la estructura y será un tributo a L'oro di Napoli.

Fuente: http://www.c7nema.net/producao/item/42450-wes-anderson-diz-que-o-seu-proximo-filme-podera-ser-em-stop-motion.html

martes, 21 de octubre de 2014

visto y no visto



Cameos más o menos vistosos aparte, Vittorio De Sica aparece en algunos títulos de manera, diríamos, involuntaria. Uno de ellos es Tuppe tuppe, marescià! (Carlo Ludovico Bragaglia, 1958), continuación del filón Pane, amore e... por parte de la Titanus y del guionista Ettore Maria Margadonna. La operación es lo que hoy llamaríamos un spin off, pues toma al carabiniere Stelluti (Roberto Risso) de las dos primeras entregas y lo promueve a maresciallo. Por supuesto, su maestro en la vida ha sido el maresciallo Carotenuto (De Sica) y en consecuencia le rinde homenaje cuadrándose ante su retrato después de ponerse el nuevo uniforme.

Algo similar ocurre en Eva (Josph Losey, 1962) donde su presencia en el Festival de Venecia con motivo de la presentación de Il Giudizio Universale es recogida en plano general como arquetipo de la dolce vita.

También nos hemos encontrado con su efigie en el tráiler del filme-encuesta Comizi d'amore (Pier Paolo Pasolini, 1964), aunque sus respuestas a las preguntas de Pasolini sobre el sexo en la Italia contemporánea no aparecen recogidas en el montaje final de la película.


domingo, 12 de octubre de 2014

umberto d y la censura española



En España Umberto D. puede verse en las sesiones de Cine Italiano de 1953, pero no se autoriza su proyección comercial: presentada al trámite de censura previa es totalmente prohibida, de acuerdo con los informes de los censores que la califican de película “de un sentimentalismo estúpido que revela falta total de los más altos ideales frente a la vida y la muerte. Todo ello enmarcado en un clima moral lamentable e innecesario".

La película no se estrenará hasta una década después y restringida al circuito de cine-clubs.

domingo, 28 de septiembre de 2014

de sica y zavattini



El recuerdo de ambos sobre el momento en el que se conocieron es confuso: a veces señalan que fue en Milán, a veces que en Verona. La fecha concreta es todavía más enigmática, pues en cada entrevista se dan años diferentes.

Nos quedaremos con la versión según la cual los presenta Aldo Franci en 1939 porque De Sica admira profundamente la originalidad de Parliamo tanto di me. El escritor le pide que tome asiento y el actor, azarado, lo hace sobre un cuadro recién pintado. Su amistad queda así sellada. En breve, Zavattini se trasladará a Roma y De Sica se acordará de él cuando se atasque en la escritura de Nacida en viernes, aunque colaborará en la escritura de varias escenas y gags.

sábado, 20 de septiembre de 2014

la ciociara y el color




Las nubes impiden mantener la necesaria continuidad entre planos y es necesario rodar algunas escenas en varias fases. Frente a la carretera polvorienta en la que Cesira expone su ignominia ante los oficiales franceses, el rincón recóndito del arroyo donde Rosetta ha bajado a lavarse. Esta escena se rueda en el río Aniene, muy cerca de Roma.

De Sica se lamenta de que la película no sea en color: “¡Amarillos de Van Gogh, rojos de Manet, grises y blancos de Pissarro!".

Algunos de los títulos en los que ha participado como supervisor –como Pan, amor y... o Pan, amor y Andalucía– se han rodado en color, pero oficialmente tendrá que esperar hasta el rodaje de su episodio de Boccaccio 70 para abandonar el blanco y negro.

domingo, 7 de septiembre de 2014

el sueco roy andersson rinde homenaje a de sica

Al recibir el León de Oro por su película En duva satt pa en gren och funderade pa tillvaron (A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence, 2014) en el reciente festival de Venecia el director sueco Roy Andersson ha dedicado su premio a Vittorio De Sica. La escena de Ladri de biciclette en la que Ricci va a desempeñar su bicicleta le habría servido de inspiración para definir el tono de su película.

domingo, 31 de agosto de 2014

el reparto de il tetto


Il tetto parece nacida a destiempo. Ni siquiera la búsqueda de actores en la calle da el resultado apetecido en este caso: la mayoría de intérpretes resultan convincentes, pero, como tan lúcidamente había apuntado el propio Zavattini en Bellissima, la posibilidad de que el neorrealismo consiguiera hacer de cualquiera una nueva estrella cinematográfica era ya un lugar común entre la población italiana y todos los intérpretes terminan mostrando un aire de autoconsciencia actoral que dificulta la identificación que el espectador sí había sentido en las películas anteriores.

Pese a ello, sólo Gabriella Pallotta desarrolla una carrera más o menos sólida después de El techo, apareciendo junto a De Sica en El médico y el curandero y Anna di Brooklyn (Arlo Lastricati, 1958). Giorgio Listuzzi, el protagonista principal, sólo interpretará un pequeño papel por el que ni tan siquiera es acreditado en Noches blancas (Le notti bianche, Luchino Visconti, 1957) y un rol secundario en una olvidada película alemana, Arzt ohne Gewissen (Falk Harnack, 1959).

La mala suerte parece tocar a Gastone Renzelli, único miembro del reparto que cuenta con experiencia previa como intérprete al haber trabajado con Visconti en Bellissima y Antonioni en I vinti (1953), pues apenas conseguiría un par de papeles de escaso relieve tras su colaboración con De Sica.

Éste defiende su utilización de los actores naturales durante la presentación de la película. Algunos intérpretes profesionales, no obstante, le reprochan tal elección, a lo que De Sica contrataca con el argumento de que, además de las suyas, sólo La terra trema, algunos episodios de las de Rossellini y las tres de Renato Castellani rodadas en la periferia del neorrealismo han recurrido a esta fórmula de entre el casi millar de películas producidas en Italia desde el fin de la II Guerra Mundial. Por lo tanto, su valor estadístico es mínimo. Defiende, eso sí, que una vez cumplido su cometido en el papel para el que ha sido elegido por sus características físicas, el actor natural debe volver a su oficio y olvidarse totalmente del cine.

domingo, 20 de julio de 2014

sciuscià llega a españa



El limpiabotas se estrena en España con seis años de retraso, en la primavera de 1952, al amparo de Milagro en Milán y a rebufo del éxito obtenido por el tándem De Sica / Zavattini en las Semanas de Cine que desde 1951 el Istituto Italiano organiza en Madrid y que permite al público más inquieto enterarse de lo que se cuece allende los Pirineos. 

Los recensionistas españoles atribuyen entonces la crudeza de El limpiabotas a un naturalismo de corte zoliano totalmente trasnochado.

La censura se ha mostrado reticente a autorizar el estreno pero sucumbe ante la presión de la distribuidora, que aporta un escrito favorable del Centro Cattolico Cinematografico italiano y un informe de la Dirección General de Prisiones en el que se afirma que no existe “inconveniente alguno desde el punto de vista penitenciario, que impida la exhibición de la película en nuestra Patria”. El expediente censorial se adentra en el surrealismo –que uno de los informantes confunde con el neorrealismo– al proponer que se coloque una cartela al principio que advierta a los espectadores que los hechos “tienen lugar en la Italia de la posguerra, en momentos en que la política comunista imperante había socavado y envilecido las instituciones sociales, haciéndoles perder su eficacia y finalidad”. La sugerencia se complementa con la indicación de que la leyenda debe ser también leída de viva voz para garantizar su comprensión por “las personas analfabetas que presenciaran la proyección”.

Finalmente, se desestima la propuesta del censor y se autoriza el estreno con algunos cortes en la escena de los niños en la ducha. Con mucha menos gravedad, El limpiabotas será objeto de una dura crítica en las páginas de un medio tan aparentemente trivializante como La Codorniz y de la mano de un crítico tan imprevisto como Mingote, que se muestra irónico hasta el sarcasmo. El caballo sale poco porque está demasiado limpio para ser neorrealista, en el reformatorio hay piojos neorrealistas y la madre del niño tuberculoso se dedica en Nápoles “a inconfesables actividades neorrealistas”. Pero el final va más allá de la dosis de neorrealismo que Mingote está dispuesto a soportar: “estamos seguros de que cuando el público esté suficientemente preparado, Vittorio de Sica no tendrá ningún obstáculo para hacer películas aún mejores que ésta. Ocasión que aprovecharemos para marcharnos al campo a comer tortilla de patatas, en lugar de ir al cine donde se pasa tan neorrealmente mal”.