Las nubes impiden mantener la necesaria continuidad entre
planos y es necesario rodar algunas escenas en varias fases. Frente a la carretera
polvorienta en la que Cesira expone su ignominia ante los oficiales franceses,
el rincón recóndito del arroyo donde Rosetta ha bajado a lavarse. Esta escena
se rueda en el río Aniene, muy cerca de Roma.
De Sica se lamenta de que la
película no sea en color: “¡Amarillos de Van Gogh, rojos de Manet, grises y
blancos de Pissarro!".
Algunos de los títulos en los
que ha participado como supervisor –como Pan,
amor y... o Pan, amor y Andalucía–
se han rodado en color, pero oficialmente tendrá que esperar hasta el rodaje de
su episodio de Boccaccio 70 para
abandonar el blanco y negro.
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