El rodaje de "Adelina", el episodio napolitano de Ieri, oggi, domani, está cuajado de anécdotas.
Para insuflar
vida a una historia ambientada en semisótanos, consultas médicas, bufetes
legales y la prisión de Poggioreale, De Sica se propone sacar la acción a la
calle todo lo que pueda, de modo que la ciudad esté siempre presente y los
napolitanos hagan de coro. Le cuesta lo suyo. Cuando se dispone a rodar en Spaccanapoli
se encuentra casi tres kilómetros de calle con dos mil niños, trescientas
mujeres y doscientos desocupados invadiendo el encuadre. A las dos y media sale
el sol. De Sica pide por el megáfono que despejen el encuadre y en unos
instantes la calle se queda vacía. Al terminar, avisa que el plano se ha rodado
y agradece la colaboración de todos. Un coro de dos mil quinientas voces le
contesta: “¡De nada!”.
La situación se repite cuando intenta rodar la salida de
la cárcel. En el interior, los problemas son otros. De Sica quiere elegir para
los papeles de las compañeras de encierro de Adelina a auténticas reclusas.
A la hora de rodar, la Terremota mira
siempre al objetivo al decir su frase, la Sorrentina entra tarde, la
Zizzagliona no transmite nada... y Sofia Loren debe repetir una y otra vez su
diálogo.
Como ya
ocurriera en La ciociara De Sica topa
con la Iglesia. Surgen problemas para rodar en la de San Severo alla Sanità.
Pero para sorpresa de todos, al enterarse el cura de que el script es comunista y de que De Sica
tiene ideas de izquierda concede el permiso inmediatamente, Cuando esperan que
pida dinero les dice que no, que en todo caso den algo para aliviar la miseria
secular del barrio. “Nunca creí que en la Nápoles monárquica, fascista y
democristiana, hubiera un hombre honesto que llevase sotana”, se asombra De Sica.
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