lunes, 25 de febrero de 2019

ladri di biciclette según la codorniz


A mediados de la década de los cuarenta, Alfredo Marqueríe se encargaba de realizar la crítica de cine en el semanario humorístico La Codorniz y, aunque el neorrealismo nunca estuvo bien visto por los responsables de la revista, Ladri di biciclette le pareció una “película que a pesar de la levedad de su argumento incluye la colaboración de varios literatos auténticos... Y eso se nota”.

Tras la mención implícita a Zavattini y a Suso Cecchi d’Amico pasa a sugerir a las productoras con vocación de futuro la creación de un consejo consultivo formado por literatos que se dedique a la revisión y afinación de guiones con criterios literarios. La citada crítica es un elogio:
Queremos ver la vida, la calle, la gente tal y como son, tal y como aparecen en Ladrón de bicicletas para identificarnos con ellas, para gozar con sus alegrías o padecer con sus tristezas, olvidándonos de que hay una cámara, una cinta de celuloide, un laboratorio, un montaje, un proyector y un telón. [...] Ladrón de bicicletas es un drama de seres humildes, pero de una hondura tan enternecedora que sólo los frívolos o los inconscientes pueden dejar de entenderlo y de comprenderlo. En los momentos de ironía su burla es magnífica, porque cala profundamente en la carne sometida a su bisturí, y en las secuencias de dolor y de desesperación está tan lleno de amor y de comprensión hacia la pequeña y gran tragedia de sus personajes, que llega certero hasta nuestro corazón. [La Codorniz, núm. 450, 25 de junio de 1950.]

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