Le tre eccetera del colonnello / Les trois etc. du colonel (Los tres etcéteras del coronel, Claude Boissol, 1960) es una coproducción a una sola banda, que quiso ser a tres y se quedó en dos.
Aclaremos el galimatías: Pedro Couret, el responsable de la distribuidora Mercurio Films decide cocinar sus coproducciones con empresas propias regidas por testaferros. En Madrid está conchabado con la Tecisa de José Gutiérrez Maesso, en París crea una empresa denominada Talma Film y en Roma la Vertix Films. La base literaria es la comedia de José María Pemán, Los tres etcéteras de don Simón, estrenada en 1958 por Guillermo Marín y Mary Carrillo. A pesar de su tono vodevilesco, la obra pasa censura, se hace centenaria en el escenario del teatro-club Recoletos y se repone inmediatamente, lo que dice tanto de la necesidad del público de entretenimiento ligero como del prestigio de su autor para “vestir” literariamente la farsa. Florentino Soria se encargará de realizar la adaptación, los especialistas italianos Massimo Franciosa y Pasquale Festa-Campanile de elaborar el guión y el francés Marc-Gilbert Sauvajon de proporcionar spirit al diálogo. La obra original se “airea” convenientemente, se multiplican los personajes —sobre todo el papel fundamental del teniente que va recogiendo las conquistas del coronel, pero también las trapisondas de los guerrilleros y sus respectivas amantes— y, sobre todo, se dejan de lado las florituras literarias e históricas y se buscan referencias cinematográficas comunes, como La kermesse héroïque (La kermesse heroica, Jacques Feyder, 1935) o La bella mugnaia (La bella campesina, Mario Camerini, 1955), aunque lo que ambas pudieran tener de crítica al poder establecido se difumina.
El proyecto se arma a partir de la contratación en Italia de Vittorio De Sica y Anita Ekberg, que acaba de dar allí la campanada con La dolce vita (La dolce vita, Federico Fellini, 1960). Paolo Stopa y Giorgia Moll intervendrán también en papeles de menor relevancia. De Francia proceden el director de fotografía, el montador, el realizador Claude Boissol y el actor Daniel Gélin en el rol del teniente. Por la parte española, el elenco está encabezado por Fernando Fernán-Gómez, María Cuadra y Juan Calvo, secundados por Josefina Serratosa, Félix Fernández, José María Lado, Nicolás D. Perchicot, Trini Montero, Joaquín Roa, Xan das Bolas, José Prada, Agustín González, Ángel Álvarez... La partitura corre a cargo de Salvador Ruiz de Luna y los decorados de Ramiro Gómez. Además, todos los exteriores se ruedan en Jimena de la Frontera, provincia de Cádiz. Sin embargo, el proyecto se estrella al pasar los trámites reglamentarios en la la Dirección General de Cinematografía. La adaptación que puede satisfacer en Italia o Francia va demasiado lejos en sus sugerencias eróticas para lo que la censura española está dispuesta a pasar y, para colmo, en el organismo oficial no se considera suficiente la participación española en el proyecto como para aceptarla como coproducción tripartita. Pedro Couret decide entonces seguir adelante con el rodaje como una película foránea en la que Tecisa llevará la producción ejecutiva. El resultado se estrena en Italia en agosto de 1960 y en Francia en octubre de ese mismo año. A las pantallas españolas no llega hasta la primavera de 1962.
En el papel del tenorio don Simón de Belalcázar, De Sica recurre a todos los tics de su maresciallo Carotenuto. Pisa, por tanto, terreno firme. Lo malo es que la multiplicación de subtramas —los mil actos oficiales a los que tiene que atender, la ambigua relación con su lugarteniente, los intentos de envenenarlo, el duelo aplazado con el guerrillero— restan unidad dramática al conjunto y sólo le permiten brillar auténticamente en la escena en la que “los tres etcéteras” se presentan en su dormitorio dispuestas a entregarse a él con tal de conseguir sus objetivos.
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