Aunque en 1940 la publicidad española presente El hombre que sonríe como una nueva película italiana lo cierto es que De Sica ha protagonizado L'uomo che sorride (Mario Mattòli, 1936) cuatro años antes.
En Tempo massimo (Mario Mattòli, 1934), un guión propio con el que Mattòli asume por primera vez la realización vistos los insatisfactorios resultados que han dado sus anteriores experiencias como productor, han coincidido por primera vez en el plató. Es el principio de una larga trayectoria conjunta en la gran pantalla.
Supersticioso y autoritario, dos rasgos definen a Mattòli: como productor, su dedicación casi exclusiva a la comedia, con querencia por la cámara fija y el permitir que los actores evolucionen a su gusto, sin interferencias; como director, su dedicación a los comediantes, empezando por De Sica. Le seguirán con el paso de los años el turinés Macario, el napolitano Totò y el romano Aldo Fabrizi, para terminar con los sicilianos Franco Franchi y Ciccio Ingrassia.
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