domingo, 25 de octubre de 2015
danae
Danae / La donna che venne dal mare (Francesco de Robertis, 1957) es una de esas coproducciones emboscadas. En los títulos de crédito de la copia italiana figura como coproducción entre la casa italiana Films Costellazione y la francesa Les Film Tellus, pero la presencia en el reparto de Juan Calvo y algunos otros actores españoles, el montaje a cargo de Gaby Peñalba, la dirección de producción encomendada a Víctor López Iglesias y el rodaje en Algeciras invitan a pensar en algo más que un servicio de producción por parte de Jesús Sáiz Producción, que figura en otras bases de datos como coproductora española.
Francesco De Robertis, otrora realizador de películas de ambiente marino de raíz documental, que ha sido señalado en ocasiones como precursor del neorrealismo, se hace cargo de la dirección de esta película de espionaje en la entrada del Mediterráneo. Frente al Gibraltar dominado por los británicos, Algeciras se presenta como un auténtico nido de espías. El comisario de la ciudad (Juan Calvo) conoce estos manejos pero prefiere no mezclarse en ellos. Así se desprende del interrogatorio de Danae (Sandra Milo), una bella mujer que ha llegado en un velero y pretende ser una navegante solitaria que quiere cruzar el Atlántico. Si tenemos en cuenta que el océano está infestado de submarinos y buques de guerra la excusa argumental no puede ser más peregrina, pero a doce años del fin de la guerra los guionistas debieron pensar que esto dotaba de un halo romántico a su heroína y que la verosimilitud bien podría pasar a segundo plano.
El contacto de Danae en Algeciras es el cónsul italiano (Vittorio De Sica), que se dedica bajo cuerda a coordinar las acciones de sabotaje contra la armada británica fondeada en el Peñón. Danae debe fingirse enamorada de un torero para mantener su coartada, pero en realidad se ha enamorado perdidamente de Dario (George Lynn) un submarinista que debe afrontar una peligrosa misión.
Rodada en formato panoramico mediante el procedimiento denominado Totalscope y con algunas escenas submarinas, Danae se hubiera beneficiado de la fotografía en color, pero se ve que la producción no daba para tanto. Los intérpretes cubren el expediente: Sandra Milo no es Marlene Dietrich ni De Robertis, von Sternberg. De Sica, pese su savoir fair, en un estado próximo al sonambulismo.
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