Il tetto parece nacida a destiempo. Ni siquiera la búsqueda de actores en la calle da el resultado apetecido en este caso: la mayoría de intérpretes resultan convincentes, pero, como tan lúcidamente había apuntado el propio Zavattini en Bellissima, la posibilidad de que el neorrealismo consiguiera hacer de cualquiera una nueva estrella cinematográfica era ya un lugar común entre la población italiana y todos los intérpretes terminan mostrando un aire de autoconsciencia actoral que dificulta la identificación que el espectador sí había sentido en las películas anteriores.
Pese a ello, sólo Gabriella Pallotta
desarrolla una carrera más o menos sólida después de El techo, apareciendo junto a De Sica en El médico y el curandero y Anna
di Brooklyn (Arlo Lastricati, 1958). Giorgio Listuzzi, el protagonista
principal, sólo interpretará un pequeño papel por el que ni tan siquiera es
acreditado en Noches blancas (Le notti bianche, Luchino Visconti, 1957)
y un rol secundario en una olvidada película alemana, Arzt ohne Gewissen (Falk Harnack, 1959).
La mala suerte parece
tocar a Gastone Renzelli, único miembro del reparto que cuenta con experiencia
previa como intérprete al haber trabajado con Visconti en Bellissima y Antonioni en I
vinti (1953), pues apenas conseguiría un par de papeles de escaso relieve tras
su colaboración con De Sica.
Éste defiende su utilización de los actores
naturales durante la presentación de la película. Algunos intérpretes
profesionales, no obstante, le reprochan tal elección, a lo que De Sica
contrataca con el argumento de que, además de las suyas, sólo La terra trema, algunos episodios de las
de Rossellini y las tres de Renato Castellani rodadas en la periferia del
neorrealismo han recurrido a esta fórmula de entre el casi millar de películas
producidas en Italia desde el fin de la II Guerra Mundial. Por lo tanto, su
valor estadístico es mínimo. Defiende, eso sí, que una vez cumplido su cometido
en el papel para el que ha sido elegido por sus características físicas, el
actor natural debe volver a su oficio
y olvidarse totalmente del cine.