Para darle la réplica a Jennifer Jones en Stazione Termini De Sica no recurre a Marlon Brando,
como preveía Zavattini en un principio, sino a Montgomery Clift, actor teatral
de estilo tenso con preferencia por los personajes atormentados.
Clift acaba de
encadenar una larga serie de éxitos en el cine: Río Rojo (Red River, Howard
Hawks, 1948) junto a John Wayne, La
heredera (The Heiress, William
Wyler, 1949) con Bette Davis, Un lugar en
el sol (A Place in the Sun,
George Stevens, 1951) con su amiga Elisabeth Taylor, y Yo confieso (I Confess,
Alfred Hitchcock, 1953), en la que comparte pantalla con su propio complejo de
culpa.
Clift ha visto en sus estrenos neoyorquinos El limpiabotas y Ladrón de
bicicletas, y aprovecha una visita turística a Italia a principios de la
década para expresar su admiración a De Sica, que anda embarcado en el rodaje
de Milagro en Milán.
Durante su
estancia estadounidense, De Sica descubre que Clift está rodando en Quebec con
Hitchcock y hace una escapada a Canadá para ofrecerle Estación Termini.