Darò un milione arranca
cuando dos hombres se arrojan al mar al mismo tiempo. El primero es un pobre de
solemnidad, sin nada que echarse al coleto, que se ata una piedra al tobillo
buscando una muerte rápida. El segundo, el millonario Gold se lanza al agua
desde su yate, aburrido del dinero y de la hipocresía de sus invitados. El
millonario salva al pobre y le propone intercambiar sus ropas tras asegurar que
sería capaz de dar un millón a quien fuera capaz de ofrecerle un gesto amable
desinteresado. Cuando la historia llegue a la prensa –francesa, que el fascismo
no admitía que hubiera pobreza ni intentos de suicidio en Italia– la codicia de
los lectores crea el enredo.
Merece la pena imaginar la película tal y como fue
concebida en un principio. Porque el papel del pobre intercambiado estaba
pensado para el inconmensurable Totò, ya gran estrella del varietà, en lo que hubiera sido su primer papel para la gran pantalla.
La prueba funcionó estupendamente, pero las ilusiones del equipo cayeron por
tierra cuando el actor decidió continuar con su carrera en el avanspettacolo y posponer por el momento
su dedicación al cine. Tampoco tuvo éxito la propuesta de sustituirlo por Erminio
Macario, pero siempre quedará la idea de Cesare Zavattini de proponer el papel
a Buster Keaton, desterrada poco después por el novel guionista al prever la deriva
slapstick que hubiera cambiado radicalmente
el proyecto. Luigi Almirante, antiguo compañero de escena de De Sica,
terminaría interpretando al mendigo.